Lenguaje corporal seduccion femenina pdf




















Una dama podr disimular sus emociones, sin embargo, no podra disimular sus gestos. El Dr. Albert Scheflen, en su artculo Comportamiento casi de cortejo en psicoterapia, not que cuando una persona est en compaa de otra del sexo opuesto, tienen lugar ciertos cambios fisiolgicos que se manifiestan con comportamientos o seas determinados. Los juegos con el cabello Uno de los gestos mas sensuales en la mujer, por ejemplo, es acariciarse su cabellera. Si esta es larga y se encuentra recogida la soltar y pasar sus manos por ella reiteradas veces, o mover la cabeza de un lado hacia otro, pasar su mano por su cuello y acomodar su flequillo si la cabellera es corta.

La direccin de los pies Otra de las partes del cuerpo, implicada en la seduccin, son los pies. Si nos encontramos en una fiesta, hablando con un amigo y una seorita, y quisiramos saber cual de nosotros es el preferido de ella, simplemente observemos la direccin de los pies de la dama; basta con que uno de estos se oriente hacia algunos de nosotros para enterarnos a quien prefiere o le resulta de mejor agrado.

Y suceder lo mismo con la inclinacin de su cuerpo, ste se orientar apenas unos 30 grados hacia la persona ms deseada. En el cruce de piernas, la atencin suscitada, depender de la direccin de la rodilla de la pierna cruzada, es decir, se debe tener en cuenta aquella pierna que quedar elevada sobre la otra. Otra postura que aparece, debido a que las mujeres poseen ms elasticidad y menor peso que los hombres, es sentarse sobre su mismo pie, y en este caso, depender de la direccin de la rodilla que quedase formando como un tringulo, la que nos indicar el posible inters manifestado.

Esta no significar una inmediata atraccin aunque es un buen comienzo. Mas evidente an, es descalzarse y calzarse reiterada y pausadamente uno de los zapatos. Generalmente, sucede en lugares donde el ambiente es favorable y el dilogo ya lleg a un momento de intimidad evidente, pero sin embargo y debido a que las acciones inconscientes son ms fuertes, estos gestos pueden ocurrir en ocasiones inesperadas.

Alisarse la ropa Parece, a primera vista, una costumbre reiterada y natural de la persona cada vez que hace este gesto, pero si observamos bien, sucede cada vez que una mujer comienza a sentir curiosidad o deseo de conocer un poco ms a alguien. Generalmente, las damas acomodan la parte delantera de su camisa o vestido, luego las mangas y puos, con la posible exhibicin de las muecas y posteriormente el pantaln, todo ello en.

Resulta ms interesante todava, si la mujer colocase una mano o ambas en su cadera, apoyase los dedos pulgares en el cinturn, o slo que estos sobresalgan de un bolsillo.

Todas estas son actitudes bastante provocativas, y conscientes o inconscientes, estos gestos son ms directos, la persona desea ser observada y mas an, conquistada. La dilatacin de las pupilas Es otra muy conocida y evidente muestra de inters en el otro.

Este puntito negro que se agranda y se reduce como una lente fotogrfica, funciona as para la proteccin de la luz solar u otras luminosidades, pero en este caso, reproduce en parte. Es as que cuando una pareja de enamorados se observa detenidamente, aumenta el tamao de sus pupilas. Y lo mismo sucede, cuando las dos personas no estn enamorados an pero existe cierto inters de una o de ambas, all aparecer este factor decisivo que es la dimensin de las pupilas.

El enrojecimiento de las mejillas, mirar de reojo por encima del hombro, mantener la boca entreabierta. Pero si hombre o mujer luego de encender un cigarrillo lo apaga antes de lo normal est indicando el deseo de finalizar la conversacin o encuentro.

Y si se exhalase el humo con cierta prisa y hacia arriba, es probable que se sienta con seguridad y con confianza. Y a la inversa, si se exhala hacia abajo o a un costado salvo que no quiera molestar con el humo es posible que no le interesemos demasiado. Cerrar sugerencias Buscar Buscar.

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Denunciar este documento. Marcar por contenido inapropiado. Descargar ahora. Las cinco fases del cortejo Como proceso no verbal, el cortejo va pasando lentamente por cinco fases diferenciadas. Como los candidatos a pareja se ponen aprueba mutuamente antes de unirse, el cortejo raramente se acelera. La paciencia es la clave universal. Fase dos: Reconocer la respuesta o leer el brillo en los ojos.

Lo que se dice importa menos que el hecho de decirlo. En el campus de la Universidad de Washington, tiempo fresco y llovizna», dictan mis notas de campo. La estrategia dio sus frutos. Llevaba mallas negras, mono y no iba maquillada. Tras un periodo de lenguaje postural no verbal, establecieron por fin el contacto visual. Fase cuatro: El lenguaje del tacto. Eso le permite analizar la voluntad que puede tener el de recibir el contacto antes de intentar darle la mano tras la cena.

Se sorprende y retira el brazo. El contacto verbal prosigue. Tras hacer el amor, el cortejo se desvanece y los mensajes de este tipo entre la pareja disminuyen. Tal como saben los grandes viajeros, no hace falta hablar la lengua de un lugar para poder flirtear. Los hombres se exhiben ante las mujeres y las mujeres ante los hombres. Las posibilidades son muchas; los mensajes son los mismos.

El cortejo sigue un proceso de reclamo. Lo que cuenta es el reclamo, no la caza. Chaleco de Cuero comete muchos de los errores comunes en los hombres que se muestran demasiado deseosos de establecer contacto. Sacude el cigarrillo contra el pulgar agitando a la vez toda la parte superior del cuerpo.

Se lo lleva a la boca como si levantara una mancuerna. La escena del Monkeyshines de Seattle es un ejemplo claro. Los hombres sin pareja que vienen semana tras semana son los de siempre.

En primer lugar, cada hombre establece un espacio de cortejo propio e intransferible. Al contrario que los varones, las mujeres del Monkeyshines no marcan su territorio entre las mesas. Tenerlo todo guardado permite a las mujeres moverse libremente; la movilidad les da una mayor expresividad dentro del espacio de cortejo. Las mujeres toman asiento en dos taburetes que hay en el extremo de una mesa para seis en la que solo hay un hombre enfrascado en resolver un crucigrama con su Guinness al lado.

Este movimiento repetitivo atrae las miradas hacia su cara. Las mujeres del Monkeyshines, sentadas en parejas, hacen gestos y movimientos emocionales que los hombres solitarios, al actuar por su cuenta, no pueden mostrar.

En el sudeste de Estados Unidos, un lagarto anolis cabecea, se agacha y exhibe su papada roja para atraer a su pareja. En las llanuras del Medio Oeste americano, un urogallo de las praderas se inclina hacia delante, baja las alas, extiende las plumas de la cola e hincha el saco de la papada, de color morado rojizo, para atraer alguna hembra. Cada uno de estos movimientos corporales no premeditados anuncia nuestra presencia en el atestado escenario del cortejo.

No hay mejor laboratorio para estudiar la danza del cortejo. En Greek Row, en primavera, la calzada, las aceras y los jardines se llenan de cuerpos que bailan. Se pasan mucho tiempo en la calle, caminando pero sin un destino fijo. Los estudios sobre seguimiento ocular demuestran que solemos fijar la vista en las cosas que se mueven.

El movimiento de por si— bailar, atrapar un frisbee o sencillamente saltar durante un partido de voleibol— es una norma universal del cortejo. El ejemplo de Greek Row ilustra claramente el hecho de que la danza de cortejo humana es eso precisamente: una danza. El destino no es lo importante; es solo un medio para hacerse ver. El negro demuestra personalidad y supone un fabuloso posicionamiento con respecto a la moda, pero no invita al acercamiento. Es decir, que detectamos los tonos frutales que, de manera subliminal, nos parecen comestibles.

El mensaje capilar. Las grandes melenas son, sencillamente, demasiado grandes, y hacen que la cabeza destaque demasiado como para inspirar comodidad. Al igual que su peinado, el mensaje de Dolly no deja lugar a dudas. En el cortejo pueden cambiar los signos del sexo, pero la identidad sexual siempre es la misma. En otros animales, como los leones, los pavos reales o los gorilas, se distingue claramente si son machos o hembras, incluso a cierta distancia.

Un gorila macho de lomo plateado y kilos de peso puede pesar el doble que una hembra. En el cortejo, la mejor estrategia es acentuar los signos sexuales naturales del cuerpo y resultar convincente para demostrar quien se es.

Observemos que las cejas de una mujer se encuentran a una distancia significativamente mayor de los ojos que las de un hombre. Las de una mujer ascienden desde el puente de la nariz.

Las cejas de una mujer significan: «Soy inofensiva»; las de un hombre dicen: «No me dejo pisar». Las cejas rectas denotan masculinidad. La feminidad se refleja en las cejas arqueadas. Si las cejas siguen un arco bien trazado por encima del iris de la mujer, recordaran el atractivo gesto que se hace al reconocer a alguien. Whitey dibujo los picos de las cejas de Marilyn justo por encima de las pupilas. Lo que les atrae no es la delgadez absoluta, sino el contraste entre cintura y caderas.

El marcado contraste atrae la mirada hacia la cintura estrecha. Hay quien dice que unos brazos musculosos, mientras que otros abogan por las manos, el pecho, la espalda o los abdominales.

Las mujeres prefieren a los hombres con hombros anchos porque un torso grande denota fuerza masculina. Las mujeres no se muestran tan exigentes con los hombres como ellos con ellas. Vestidos con camiseta, Hulk Hogan y Woody Allen parecen miembros de diferentes especies. Si le ponemos hombreras anchas, galones o una americana de tweed, el aspecto de Woody queda realzado para buscar pareja.

Antes de abordar a un hombre o a una mujer desconocidos, necesitamos conocer los signos visuales para determinar si a la otra persona va a gustarle que nos acerquemos. Mostrar inocuidad es un factor importante en el cortejo de los animales. Las poses de estiramiento de la garcilla verde, por ejemplo, tienen por objeto demostrar a la pareja que no va a atacada y que puede acercarse. Hay que tener en cuenta la pierna enyesada y la muleta que cuelga de la silla.

Las mujeres se acercan sin miedo. En el Cortejo, el hoyuelo que se forma bajo la nuez supone un mensaje de docilidad que todo el mundo ve. Los cocodrilos levantan la cabeza del agua mostrando la garganta al paso de los machos dominantes; de lo contrario, se exponen a una lucha. Descubriendo el cuello evitan el ataque con un mensaje no verbal de inocuidad: «Me rindo». La cavidad de la parte inferior del cuello es tan atractiva en el cortejo que las diferentes culturas han desarrollado diversos instrumentos de moda para exhibir y adornar la garganta.

La cavidad de la parte inferior del cuello es tan atractivo en el cortejo que las diferentes culturas han desarrollado diversos instrumentos de moda para exhibir y adornar la garganta.

En las sociedades tradicionales, si los hombres no llevan camisa se ponen collares, mientras que en Occidente los hombres llevan camisas abrochadas y corbatas. Eso reduce su coeficiente de poder, facilitando el acercamiento de las mujeres. Mostrar la fina piel de una zona vulnerable como el cuello les aporta un aire informal, aunque al mismo tiempo las solapas de la camisa potencian la masculinidad del ancho cuello del hombre: «Soy hombre; no voy a hacerte dano».

Los hombros se curvan cuando los trapecios —mostrando un mensaje de docilidad que todo el mundo ve. Es lo que se conoce como reacci6n de ternura.

La fase uno es el momento de hacer saber a la gente que estas presente, que eres hombre o mujer y que eres abordable. La fase uno no es para perseguir objetivos. Es para dejarse ver. La fase de reconocimiento es sobre todo no verbal. Aunque se puede hablar, no se expresan los sentimientos con palabras. Al abrirte, te expones al rechazo. Antes de abrirte, debes descifrar gestos y actitudes para juzgar la voluntad de otra persona de estar cerca de ti y calcular las probabilidades de que la respuesta sea agradable.

Si una persona no intenta demostrar nada en absoluto, su propia inmovilidad hablara por ella. La gente hace una cantidad de gestos con las manos significativamente menor cuando miente que cuando dice la verdad. La primera regla sobre lenguaje corporal establece que una persona no puede tener una actitud nula. Las pupilas son un ejemplo ilustrativo.

Un cuerpo masculino desnudo no resulta tan atractivo para las mujeres como lo es el de las mujeres para los hombres. Cuando hipnotizo a alguien le leo las pupilas, no solo los ojos. Es natural que las dos personas sientan ganas de acercarse y alejarse al mismo tiempo. Se le puso justo enfrente, aleteo con los brazos y agacho repetidamente la cabeza. En la fase de reconocimiento, analizas las respuestas a estos mensajes.

Un brazo que se acerca hacia ti casualmente por encima de la mesa significa deseo de contacto. El ritmo normal en descanso para un ser humano es de 20 parpadeos por minuto, y el parpadeo medio dura un cuarto de segundo Karson, Pero este signo no verbal no es solo un indicador en las mujeres. No hace falta contar los parpadeos; solo hay que calcular si aumenta el ritmo.

El mimetismo postural puede darse con o sin contacto ocular. En muchos casos puede parecer que la otra persona pasa de largo hacia uno u otro lado antes de sincronizar su postura en un claro eco postural. Eso sucede al compartir el deseo de acercamiento, cuyo indicativo es ese mimetismo, con un deseo igual pero contrario de evitarlo, reflejado en el hecho de esquivar la mirada.

Para la mente de los animales, la igualdad supone seguridad. Si es igual, es seguro emocionalmente, y si es seguro, es igual. Parece que no podemos evitar que nos gusten las personas que son como nosotros. Puede verse quien le gusta la cada cual observando quien imita a quien. Un caballito de mar se pone naranja cuando quiere atraer a su pareja. La cara de un hombre o una mujer excitados se pone roja.

En la fase dos, una persona que no parezca ruborizada puede tener ligeramente enrojecida la parte superior de las orejas. Algunas personas se ruborizan de manera incontrolada casi en cualquier entorno social. Pasarse los dedos, retorcerse los mechones, atusarse o peinarse el pelo, tal como observo Scheflen, son formas inconscientes de decir: «Estoy interesado.

Me gustas. Me pasa mucho en el trabajo y me desconcierta. Al levantar el ala, deja a la vista una atractiva mancha de plumas azules Bastock, Cuando la otra persona devuelve el gesto, resulta evidente que se busca lo mismo.

Muchas exhibiciones hechas en el cortejo se originan a partir de gestos preparatorios incompletos que indican que va a pasar algo. En vez de morder, Fido prefiere mostrar la fase inicial de la Secuencia del mordisco para espantar al intruso.

Cuando se siente amenazado, el gato arquea la columna al atrasar las patas delanteras y adelantar las traseras. La barrera de lo desconocido le impide acercar la silla, pero el deseo de avanzar se hace evidente en la postura.

No tenemos que pensarlo, porque el RO decide por nosotros. En la fase de reconocimiento, unos ojos bien abiertos demuestran que la ansiedad ante lo desconocido de la otra persona ha quedado anulada por el deseo de avanzar. Perdemos el control por un momento. Y eso se traduce en la apertura de la boca. Ser el primero en mirar tiene sus riesgos. Puede que no te devuelvan el gesto. El resultado es previsible.

Como interpretan correctamente y de antemano las intenciones del otro, el contacto visual arraiga y sus miradas convergen sin que haya rechazo. En el cortejo, los hombres y las mujeres responden de manera diferente cuando se les ignora. Al igual que el agua, fluye hacia donde encuentra menos resistencia. Esta menos habituado al lenguaje corporal y supone que todo va bien si una mujer simplemente tolera su presencia. Son los hombres que tienen mala suerte con sus citas.

En muchos casos, la falta de respuesta se debe a la timidez. El hecho de dar la espalda significa: «No me molestes». Ambos quedan paralizados como una figura de cera hasta que la otra persona desaparece. Afecta por igual a hombres y mujeres. Lo que hay que hacer es lo que recomiendan los especialistas en el tratamiento de la timidez: 1. Establecer contacto visual. Instintivamente, los bebes dan la espalda a los adultos desconocidos que les abordan, como si supieran que son un peligro.

Si ves que la persona del taburete de al lado te da la espalda, significa lo mismo. Este musculo esfinteriano rodea completamente la abertura bucal. La mejor estrategia durante el cortejo es posponer el ataque hasta ver unos labios relajados. Tal como veremos, algunas parejas se quedan bloqueadas en el dialogo no verbal, como si fueran incapaces de emitir una palabra. Las cejas levantadas, las mejillas encendidas, los labios separados las miradas correspondidas suelen ser signos favorables.

Yo lo propicie mediante asentimientos involuntarios, sonrisas, miradas a los lados, etc. Aun nos vemos de vez en cuando, y me abruman sus gestos visuales. Baja la mirada sin mover la cara. Bajando la mirada sigues dando la cara a la otra persona. A cara descubierta Piensa en la tercera fase del cortejo como un examen oral en el que hay que poner a prueba la inteligencia emocional de la otra persona.

Puede que la cara de ella denote sentimientos de placer o tristeza. Planteas preguntas y analizas visualmente las respuestas. En este periodo prolongado de proximidad cara a cara, los movimientos corporales y los sentimientos de la otra persona se hacen evidentes. Veamos, por ejemplo, el caso de un padre y una madre solteros, Tom y Megan.

En un museo, una pareja de desconocidos que este observando un Picasso puede hablar sobre la obra de arte que ambos ven. Incluso las mejores intervenciones iniciales pueden resultar algo arriesgadas. Este gesto parece decir: «Te doy mi palabra».

De igual modo, cuando se da la mano, una palma a la vista supone un gesto de buena voluntad e invita al acercamiento. Si tienen un aspecto sucio o negativo, se disminuye el reclamo potencial de las formas y gestos expresivos de las manos. Para empezar su turno, el hablante suele apartar la mirada del oyente y lo cierra volviendo a mirarlo.

Luego, cuando las manos del otro caen tras hacer un gesto, le toca de nuevo al primero. Pero hay que tener en cuenta las diferencias culturales. Al no poder hablar, los animales sincronizan sus movimientos corporales en el cortejo de un modo parecido al nuestro. El pato macho se coloca frente a la hembra cuando esta agacha la cabeza y la mueve arriba y abajo en un ritmo sincopado al de ella.

Al igual que los seres humanos, los patos bailan en pareja, sincronizando sus movimientos. Caminando y hablando a la vez, los cuerpos se unen en una especie de baile. Miras hacia delante en vez de mirar a la otra persona de cara. Los estudios sugieren que puede potenciase el nivel de atractivo personal simplemente mirando a los ojos de otra persona. En un principio, un titi hembra se queda mirando al macho.

No obstante, el contacto ocular puede ser un requisito previo. Una sola mirada puede despertar un intenso deseo. Los hombres dominan a los oyentes con la vista y luego dejan de mirar cuando son ellos los que escuchan. Pero en el cortejo las cosas cambian. Los hombres miran cautivados a las mujeres que les gustan, incluso cuando escuchan. Un dato esencial en cuanto a las miradas en las relaciones es que una mirada engendra otra.

Al responder, la otra persona hace con los ojos un movimiento revelador hacia la derecha o hacia la izquierda. Un MCLO es un movimiento involuntario a un solo lado. Ambos ojos miran a la derecha o a la izquierda al mismo tiempo. Para descifrar los pensamientos no verbalizados, observa los MCLO.

En el cortejo, los MCLO revelan dudas. Puede que sea mejor salir a tomar algo. Si de pronto se pone de mal humor, se reflejara en una mueca de los labios hacia abajo. Cuando se contrae este musculo, solo se bajan las comisuras. Las mujeres leen mejor los labios de los hombres que a la inversa.

Tienen una mayor expresividad facial y vocal que los hombres Burgoon, Una voz alta suena dominante y avasalladora. Una voz tensa suena rabiosa, frustrada e impertinente.

En el cortejo, el tono de voz es contagioso. La amplitud hace que nos sentamos mejor, seguramente porque nos da la posibilidad de escapar en cualquier momento. La destreza manual necesaria para mojar un nacho en salsa estimula los circuitos articulatorios necesarios para el habla.

Eso recuerda un factor del cortejo de los animales conocido como aprovisionamiento. En un estudio elaborado con Ella escucha con los dos lados del cerebro: el escucha con la mitad. En el cortejo, solo el ancestral lenguaje del tacto puede darnos la seguridad de que el acercamiento definitivo, el del acto sexual, se llevara a cabo sin problemas.

Antes de hacer el amor, nos tocamos suavemente para asegurarnos. No vale con cualquier tipo de contacto. Del mismo modo que los elefantes enamorados entrelazan las trompas y las ballenas se acarician con el morro durante el cortejo, nos tocamos para recrear el afecto—y para simular la ausencia de riesgo— de la infancia. Una caricia suave con las yemas de los dedos por la nuca no pasa por las zonas de pensamiento del cerebro, sino que conecta directamente con los sentimientos.

La respuesta es positiva o negativa; raramente es neutra. El cortejo empieza a acelerarse tras el primer contacto. Es interesante, creo, porque a veces parece que es un movimiento consciente y en otras ocasiones parece inconsciente. Una suave caricia queda registrada en las fibras C de los nervios, que detectan las sensaciones agradables a la piel.

Las A responden a los detalles del contacto; las C responden al placer. Sentimos placer al tocar los suaves hombros de nuestra pareja. Una suave caricia en la cara resulta excitante. Un beso en el labio superior estimula un vello especializado llamado vibrisas. En el caso de las personas diestras, hay que trabajar el lado izquierdo del cuerpo.

El lado izquierdo del cuerpo esta comunicado con el lado derecho del cerebro. Otro tipo de contacto suave son las cosquillas. La risa libera endorfina —neurotransmisor que promueve la euforia—, encefalina y dopamina. Normalmente debe tocarse el lado izquierdo, a menos que la otra persona sea zurda, en cuyo caso debe tocarse el derecho. El primer contacto El primer contacto es una piedra de toque de las emociones.

Efectivamente, dejamos nuestra impronta en nuestras posesiones. Tocar el bolso o la pluma de una mujer supone un contacto personal sin llegar a tocar la piel. En el cortejo, tocar las extensiones del cuerpo es una jugada segura, porque su propietario no siente el contacto. Sin embargo, puede reaccionar como si se le hubiera acariciado la piel. Un modo de invitar al contacto es tocar las joyas. En el cortejo, rozar con los dedos un anillo, una corbata, un pendiente o un broche tiene el mismo efecto: es un primer contacto seguro.

Toca el accesorio y observa la respuesta. En sus experimentos, Birdwhistell rotaba ambas manos hacia arriba y las acercaba a unos sujetos desconocidos al hablar. Las narices quedaron a una distancia de 30 cm.

Ben mantuvo ambos brazos extendidos como si fuera a agarrarla. En el cortejo, el primer contacto es una prueba. En general, las personas suelen responder favorablemente a un contacto breve en una parte del cuerpo sexualmente neutra. Al principio, hay que evitar tocar la cabeza. Igualmente inapropiados son los pechos, la cadera, los muslos o el trasero.

Las mejillas, las caderas o los muslos deben reservarse para momentos posteriores del cortejo. Para un hombre, una buena zona de contacto es la parte central de la espalda de una mujer —la zona de la columna entre las escapulas y la cintura. Este gesto connota confianza y tiene un leve matiz sexual.

El principio de la isopraxis entra en juego. Tocarse uno mismo desencadena una intimidad contagiosa. Si te tocas, comunicas que eres accesible al contacto. El mejor lugar para el primer contacto es el dorso de la mano o la parte superior del antebrazo. Darse la mano es un ritual de saludo muy extendido y un modo culturalmente aceptable de tocar la palma de la mano de otra persona.

Se tratan unos a otros como si fueran diferentes especies. Por lo menos, el brazo alrededor de la cintura o los hombros intenta sondear esa posibilidad. El reflejo de Mono, activo desde el nacimiento hasta los cuatro meses, es el equivalente humano a la antigua respuesta de agarrarse.

Al abrazarnos, nos mecemos mutuamente de manera suave hacia los lados. El abrazo demuestra un afecto paterno o materno y da confianza a la persona abrazada. El deseo de una mujer de dar y recibir abrazos explica el curioso atractivo sexual de los hombres voluminosos que asociamos a ositos de peluche. Una palmada en la espalda en broma puede llevar a un abrazo lateral exploratorio. Pasas la mano por la cintura de la otra persona o alrededor del deltoides del brazo superior, y tu pareja responde del mismo modo.

Los abrazos laterales son como un juego y no parecen comprometedores. El hecho de que los primeros contactos tengan una base de juego o broma revela que no se ha generado un compromiso sincero. Un abrazo frontal comunica afecto y calidez y supone una primera experiencia tentadora de proximidad de todo el cuerpo. Se produce un gran cambio de marcha: el cortejo se acelera mientras que el ritmo de los movimientos corporales disminuye.

Las sonrisas desaparecen y los labios se abren. Charles Darwin denomino a este gesto aparentemente contradictorio mirada de pena. En todo el mundo, la intimidad es la norma. Al principio, los labios de cada miembro de la pareja rozan las mejillas del otro. Frente a frente, nariz contra nariz, con las cabezas separadas 15 cm, los ojos se fijan en los de la pareja con la mirada en face universal que dice: «Te quiero». Y los labios empiezan a unirse delicadamente.

Presionas los labios contra los de otra persona y sientes la respuesta sobre los tuyos. Eric me puso los brazos alrededor del cuello. El primer beso es suave, con el fin de despertar las fibras C, transmisoras del placer. Cierra los ojos para saborear el contacto. El hombre, por su parte, tiene pocas opciones. Si ve que ella levanta las cejas y abre la boca, dejando levemente los dientes a la vista, se acerca en busca de otro beso. Si ver equivale a suponer, tocar es saber a ciencia cierta.

En los humanos, un hallazgo significativo es que los amantes usan los mismos signos no verbales que los bebes y sus madres para mantener su proximidad. Una mujer rememora el romanticismo, el ambiente del entorno y las atenciones recibidas. En todo el mundo, los hombres suelen querer llegar al sexo antes que las mujeres. Atiende a tus necesidades sin ser empalagoso. Las parejas de todo el mundo forman uniones temporales para adquirir experiencia sexual. Para muchos, las relaciones sexuales constituyen un periodo intermedio.

Coito procede de la palabra latina coire, 'copular', que se deriva de la palabra latina copula, 'vincular'. Si sus visiones sobre el mundo del sexo son opuestas, a menudo el acto sexual se queda en menos de lo esperado. El placer repentino en la zona baja se produce cuando el cerebro libera un neurotransmisor, la dopamina, y la hormona oxitocina. En el caso de unos pocos, Mozart, una docena de rosas o un solo beso pueden desencadenar la respuesta.

En ambos sexos, una zona de contacto efectiva en el juego preliminar es la del pecho, que presenta abundantes ramificaciones de sensibles nervios intercostales. En ambos sexos, una caricia en la sien, en la frente o en las mejillas puede provocar un endurecimiento visible en los pezones.

Estos nervios son abundantes en la zona interior de los muslos, la zona posterior de las piernas y el trasero. El roce de estas zonas activa un canal tan antiguo como la especie, el tracto espinotalamico anterior, que comunica con los centros de placer en los que se sienten las sensaciones agradables. Los movimientos lentos de las palmas de las manos y las puntas de los dedos por hombros, espalda y caderas pueden resultar relajantes y excitantes a la vez.

Todo funciona emocionalmente. Sin un mapa mental, los hombres suelen perderse. Las avocetas macho —unas zancudas que viven a la orilla del mar— mantienen un ala extendida sobre el lomo de la hembra mientras corren hacia delante con su pareja, manteniendo los picos entrecruzados.

Aunque anteriormente hayan pasado desapercibidas, las manifestaciones poscopulatorias pueden ser tan importantes en los seres humanos como lo que viene antes o durante el acto sexual propiamente dicho.

Para decir «soy hombre», este se recorta las patillas creando unas formas compactas y angulares a los lados de la cara, que recuerdan las patillas cuadradas del jilguero macho. En el cortejo, el rostro es el lienzo, el cuadro vivo y el rotulo, todo en uno. Destacas lo bueno y enmascaras los rasgos menos atractivos para crear una fachada sexualmente apetecible.

En el caso de los hombres con grandes barbillas, el mejor aspecto posible puede conseguirse tanto con la cara afeitada como con barba. Un rostro no tiene que ser espectacular para atraer a una pareja. Cada cara tiene sus rasgos, sus proporciones y su atractivo visual. Al fin y al cabo, nuestros ancestros tuvieron el gancho suficiente como para atraer a sus parejas. Una sonrisa, unas cejas expresivas o una mirada sugerente resultan indispensables. Enseguida recordamos la sonrisa de Tom Cruise y la nariz de corte romano de Madonna.

Actualmente, la idiosincrasia de estos rostros famosos es tan memorable como su legendaria belleza. Se considera que hay una serie de rasgos y proporciones juveniles —los ojos grandes y unos labios carnosos, con una piel suave y sin imperfecciones— universalmente atractivos tanto en hombres como mujeres.

Las arrugas o las imperfecciones que amenazan la imagen infantil pueden disfrazarse, ocultarse e incluso borrarse del todo. En resumen, los rasgos esenciales del esquema infantil pueden prolongarse de manera casi indefinida.

La barbilla es muy legible en ambos sexos.



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